Descubren restos prehispánicos, coloniales y de los siglos XIX y XX

  • Agosto 25, 2021
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Desde hace varios meses, el sótano de la Casa Rivas Mercado, ubicada en la calle Héroes No. 45, se ha convertido en el centro de investigación, de operaciones y de resguardo de materiales del Proyecto Salvamento Arqueológico San Hipólito, el cual ha permitido la localización de contextos cuya antigüedad abarca desde la época prehispánica a la segunda mitad del siglo XX, fragmentos de la historia de la populosa colonia Guerrero, en la Ciudad de México.

 

Las investigadoras del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Nancy Domínguez Rosas y Jimena Rivera Escamilla, mostraron parte de estos hallazgos en la Noche de Museos, organizada por este centro cultural a través de su perfil en Facebook. Frente a dos mesas donde presentaron parte de los materiales hallados, hicieron un recuento de la memoria que yace bajo el asfalto.

 

Como señaló el coordinador general de la Casa Rivas Mercado, Cristóbal Arias Gómez, es probable que entre 1893 y 1897, cuando se construyó la residencia del arquitecto Antonio Rivas Mercado y su familia, se hayan encontrado objetos similares a los que las arqueólogas han hallado en las cercanías del domicilio, a propósito de la supervisión de una obra pública a cargo del Sistema de Aguas de la Ciudad de México y de la Secretaría de Obras y Servicios, de la capital.

 

Durante las labores de supervisión, iniciadas el 10 de mayo pasado, en las inmediaciones del Templo de San Hipólito se han localizado basureros de la época prehispánica, así como restos de pisos y muros del otrora complejo conventual, y una gran cantidad de vestigios arqueológicos de los periodos de contacto, colonial, decimonónico y del siglo XX.

 

Para las expertas de la Dirección de Salvamento Arqueológico fue una sorpresa hallar estos contextos, debido a que las fuentes refieren que esta era una zona cenagosa de Cuepopan, uno de los barrios de Tenochtitlan, y donde en la época virreinal se establecieron los potreros de San Fernando. A esto se sumaron las múltiples obras que modificaron el paisaje urbano, sobre todo, en el siglo XX.

 

Señalaron que buena parte de los materiales proceden de dos basureros prehispánicos localizados en la calle San Fernando. Es probable que parte de estos desechos estén relacionados con los ritos de la ceremonia del Fuego Nuevo, la cual marcaba la conclusión de un ciclo de 52 años y el inicio de otro en el calendario mesoamericano, momento en que los mexicas se deshacían de lo viejo para dar espacio a lo nuevo.

 

De esa basura sobrevivieron al paso de los siglos restos de malacates para hilar, navajillas y raspadores de obsidiana verde del Cerro de las Navajas (en el estado de Hidalgo), sellos, figurillas antropomorfas, cajetes, molcajetes y demás cerámica que por su tipología se asocia a las fases Azteca III (1430-1500 d.C.) y Azteca IV (1500-1521 d.C.).

 

La coordinadora del proyecto, Nancy Domínguez, y su colega Jimena Rivera, comentaron que las excavaciones efectuadas varían en profundidad, conforme a los tramos donde se realiza la sustitución de drenaje. En algunos de ellos, debido a que el subsuelo ha sido alterado por trabajos previos, se puede llegar hasta los cuatro metros, y en otros solo bajan entre 40 y 60 centímetros.

 

Destacaron el descubrimiento de un piso relacionado con el conjunto conventual de San Hipólito, uno de los primeros edificios coloniales de Ciudad de México donde Bernardino Álvarez fundaría el primer hospital psiquiátrico de América Latina, en 1567. Sin embargo, durante el Porfiriato, alrededor de 1890, todo este complejo se vio reducido a una cuarta parte de su extensión original.

 

“Fue sorprendente encontrar una fracción de piso del complejo conventual de San Hipólito, in situ. Debido a un obstáculo que se presentó en la inducción de unos tubos de drenaje en la calle Héroes, fue necesario hacer una cala para determinar el motivo. A una profundidad de 80 centímetros a 1.50 metros, empezó a salir un piso de lajas de cantera, de aproximadamente 20 metros de largo, asociado con bloques de lo que pudo ser un muro”, detallaron.

 

Como parte del Proyecto Salvamento Arqueológico San Hipólito también se han hallado fragmentos de cerámica vidriada como lebrillos, que dan cuenta de la actividad cotidiana del convento; además de lozas finas pintadas a mano, importadas de Europa, usadas por las familias de las residencias porfirianas a finales del siglo XIX. A su vez, a siete centímetros bajo el asfalto, en las calles de Violeta y Mina, se hallaron vías del tranvía que cruzó esta zona entre 1856 y 1979.

 

Las especialistas informaron que está por concluirse la primera etapa correspondiente al trabajo de obra, y se continuará con las supervisiones. Finalmente, destacaron el interés de los vecinos de la colonia Guerrero, y agradecieron las facilidades brindadas por la Fundación Conmemoraciones, encabezada por la maestra Ana Lilia Cepeda, para efectuar esta labor.



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