Por: MILTON ROJO
En tres días, el próximo sábado, en la Casa Blanca anunciarán a qué giro del sector exportador mexicano les impondrán aranceles. Ya sabemos que por lo pronto serán del 25%, eso ya lo dijo el inquilino naranja del viejo edificio del 1600 de la avenida Pensilvania.
Trump ha desplegado un drama al mundo y ha obligado a cambiar las políticas de varios gobiernos, empezando sus socios fronterizos: Canadá y México. En el país de la hoja de Maple provocó un zipizape que ya removió al primer ministro, acá en México estresó e inició un proceso de reordenamiento de las fuerzas de seguridad del estado en dos temas: migración y narcotráfico.
La verdad de los aranceles es una medida de presión muy Trumpiana para obligar a sus socios a renegociar empezando el 2025 cuando está calendarizada para el 2026. Trump quiere devolver el esplendor automotriz a Estados Unidos y por ende busca quitarle esas inversiones a México.
El discurso del presidente americano es de populismo de derecha, ya que busca darle gasolina a su base política y restablecer empleos en las armadoras automotrices e iniciar con esa industria una repatriación de capitales e involucionar al neoliberalismo, eso sí con el apoyo de los BroLigarcs, los grandes gurús tecnológicos por eso Trump sabe usar perfectamente su lenguaje porque tiene de su lado a las autopistas de datos: Google, Amazon, Tesla y demás…
Y es que es muy fácil gobernar con datos y más si tus cuates son dueños de ellos, con datos sabes qué palabras usar zona por zona, sabes cómo mover a la masa, qué palabras usar, cómo mover sentimientos, cómo obligar a manipular a la ciudadanía a través de sus propios datos.
Por lo pronto nuestro país tendrá días tensos… En los que la Casa Blanca nos va a decir cómo volver a comerciar con ellos y mientras deportan a trabajadores que allá realizan faenas que ningún redneck quiere hacer y esto dicho por los gerentes de empresas agrícolas de aquel país.
En uno de sus libros, Trump escribió que a quien se apachurra y se agacha lo atropello. Si se defiende, me siento a negociar con él. Solamente hay que ver al presidente colombiano, Gustavo Petro, quien negoció con el mismo manual de Marcelo Ebrard y vean cómo les fue.
El sábado nos dirán los americanos que el capitalismo que ellos mismos dictan seguirá siendo un acto de rapiña, pero hasta en la rapiña más abusiva siempre hay forma de darle la vuelta.
Uno de los negociadores en todo el trayecto del entonces TLC y hoy TMEC, Ildefonso Guajardo, comentó algo muy importante y pareciera que le están haciendo caso: con Trump no hay que asustarnos al primer ladrido.
Veremos qué tan fuerte estará el ladrido del sábado… pero ese ladrido cambiará la forma de gobernar en nuestro país. Por lo pronto a Colombia ya le cambió el juego… y a nosotros con más razón.