Vuelve el perro arrepentido
Con sus miradas tan tiernas
Con el hocico partido
Con el rabo entre las piernas
Chespirito
Por Antonio Amaya Vidal
Casi a escondidas, el ex candidato presidencial del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, se registró como Senador. Fue su reaparición después de que salió del país en 2021 para radicar en Estados Unidos y exiliarse ahí, según anunció entonces, debido, dijo, a persecución política.
Llegó al Senado, directo del estacionamiento a una oficina cercana al Salón de sesiones, donde se lleva a cabo la credencialización de los nuevos legisladores y pidió que no se informara de su presencia a los medios de comunicación que estaban presentes.
Cubiertos los tramites, salió al estacionamiento, donde fue alcanzado a en su vehículo y ante los cuestionamientos de su situación legal, si hay alguna orden de aprehensión en su contra, Anaya, sólo respondió: “Todo en orden, muy contento y con un ánimo gigantesco de servir al país desde el Senado”
Anaya, quién llegó al Senado por la vía plurinominal, anunció el 23 de agosto del 2021 que se iba de México, pues el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pretendía encarcelarlo, bajo la acusación de estar implicado en el caso Odebrecht.
Aunque el ejecutivo federal se deslindó de perseguir a Anaya, con quién contendió en el 2018, el panista estuvo fuera del país los últimos tres años.
Los que vivieron el momento, mencionan que hasta su chofer se veía nervioso, ya que tuvo que realizar diversas maniobras para sacar el vehículo del estacionamiento de Senado.
Veamos que sucede con Anaya: la postura, su discurso, sus acciones y sus comportamientos. Porque de algo estoy seguro, con el nuevo escaño que ogra de manera plurinominal se protegió y logró conseguir estar tranquilo en nuestro país.
Antonio Amaya Vidal
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