La Liga Panameña de Fútbol (LPF) se enfrenta a uno de los mayores escándalos en su historia, luego de que tres futbolistas fueran detenidos este martes por su presunta participación en un esquema de amaño de partidos para favorecer apuestas. La Fiscalía panameña confirmó que los detenidos son "dos jugadores actuales" y "un exjugador" de la liga, quienes serán puestos a disposición judicial en las próximas horas por un delito contra el orden económico.

 

Según declaraciones del fiscal contra la delincuencia organizada, Emeldo Márquez, y del Procurador panameño, Javier Caraballo, los jugadores habrían recibido pagos de entre 2.500 y 4.500 dólares por parte de apostadores, con el fin de manipular los resultados de partidos en la LPF. Aunque los nombres de los involucrados y los clubes afectados no han sido revelados, se indicó que los pagos se realizaban en efectivo y, en algunos casos, a través de transacciones en bitcóin.

 

Las investigaciones se iniciaron en 2023, tras una denuncia de la Federación Panameña de Fútbol (Fepafut) sobre posibles amaños en la liga local. Este escándalo amenaza con sacudir los cimientos del fútbol panameño, una competición semiprofesional donde los jugadores ganan un salario promedio de 2.500 dólares mensuales y donde la afluencia de público a los partidos es baja.

 

El presidente de la Fepafut, Manuel Arias, calificó las detenciones como "el primer paso en la lucha contra este delito" y advirtió que podrían producirse nuevas detenciones en el futuro, tanto de jugadores como de personas externas a la liga. "Esto puede ser solo la punta del iceberg", señaló Arias, subrayando la gravedad del caso y la necesidad de erradicar estas prácticas del fútbol panameño.

 

El escándalo revive la preocupación por la integridad del deporte en Panamá, especialmente después de que en 2023 el ex seleccionador panameño, Gary Stempel, denunciara públicamente el amaño de partidos en la LPF, cuestionando la credibilidad de la liga. La Fepafut ha reiterado su compromiso con una política de "tolerancia cero" hacia estas prácticas, e invita a los clubes y jugadores a denunciar cualquier actividad sospechosa.

 

Este episodio deja en evidencia la fragilidad del fútbol semiprofesional en Panamá, donde los recursos limitados y la falta de infraestructura adecuada parecen haber creado un caldo de cultivo para este tipo de delitos. La comunidad futbolística panameña espera con ansiedad los próximos desarrollos de esta investigación, que podría tener profundas repercusiones en el deporte del país.