
Desde el municipio de Chimalhuacán, Estado de México, en las inmediaciones de la capital, Ramiro Escamilla y su esposa Rosaura se trasladaron hasta la Basílica de Guadalupe para darle el último adiós al papa Francisco.
Su hijo les informó la noticia en la madrugada, unas horas después del fallecimiento de Francisco a los 88 años, y entonces comenzaron a alistar su viaje a la capital, según contó Escamilla.
“Como mucha gente, nosotros venimos de Chimalhuacán y mucha gente vino de esos lados para presenciar la misa, en la cual sentimos la pérdida del papa Francisco”, comentó el católico, mientras cargaba un cuadro con la imagen de la virgen de Guadalupe.
Lupita Mazón, habitante del estado de Puebla, ya tenía planeada una visita a la Basílica para que su nieta la conociera, pero apuró el paso al enterarse de la muerte del papa, noticia que también recibió con el corazón desbordado durante la madrugada.
“Me dio tristeza porque yo tenía la esperanza de que el papa saliera de la enfermedad, pero pues solo Dios tiene nuestros tiempos”, compartió la creyente.
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