El sello de la 4T

La razón no es el único criterio para determinar qué teoría es correcta, ya que las decisiones científicas también están influenciadas por factores sociales y culturales Thomas Samuel Kuhn

Por: Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

Como sociedad mexicana hemos llegado tarde a la cita muchas veces, eso incluye la democracia en todas sus formas. Aquí tuvimos a “la dictadura perfecta” encarnada en el PRI y por si fueran poco 71 años, se les dio otra oportunidad de seis años más. Eso recuerda la eficacia de aquel sistema que lejos de administrar la abundancia, administraban la pobreza para sus intereses políticos, hacer como que pasa todo, que tenemos rumbo, pero al final algo falla y seguimos estáticos.

López Obrador pertenece al club de esos, no se debe olvidar que el pejelagarto se formó en los tiempos más rancios e intolerantes del tricolor, ahí se inscriben personajes como Luis Echeverria, el llorón de López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, todos estuvieron a punto de sacar al país del atraso, llegar al primer mundo, el progreso y nada, no pasó nada. Les ganó la corrupción, el engaño, los desfalcos, las matanzas, las tragedias naturales, pero no se obtuvieron resultados positivos.

Eso sí, en aquel año 2000, cuando se logró la alternancia, iniciábamos con esperanza un nuevo camino rumbo a la democracia, se construyeron instituciones que fueron ganando terreno y que en teoría eran garantes para celebrar elecciones, justas y sin sesgos, que la Segob nunca más se encargara de organizar unos sufragios. Que no sucediera la caída del sistema de 1988 con la operación de Manuel Bartlett, no compras de votos, no urnas embarazadas, no la operación carrusel, eso nunca se ha podido erradicar, pero íbamos en las vías de la democracia, eso les dio la oportunidad para que se pasara del viejo PRI al tiempo de dos gobiernos panistas, luego de regreso el nuevo PRI, ahora vamos en el segundo sexenio de Morena.

Pronto vendrá una nueva reforma en el ámbito de lo político lectoral, aquellos que lucharon por democratizar al país, los que fueron parte fundamental de la alternancia, los que llegaron a la Ciudad de México en 1997, hoy siguen con su proceso de demolición de instituciones. El argumento de López y de Sheinbaum en que no vivíamos en una democracia, se les puede dar el beneficio de la duda, pero ahora con la eliminación de órganos más o menos autónomos, el poder desmedido o presidencialismo recargado, la sobrerrepresentación y sumisión en las cámaras, un poder Judicial a modo, estamos más lejanos de un modelo auténticamente democrático.

López llegó a Palacio Nacional con 30 millones de votos, Claudia con 36 millones, su legitimidad no está puesta en entredicho, sino como han usado ese poder para desmantelar contrapesos y el deterioro de las instituciones y la democracia, esa que dicen defender por mandato del pueblo, pero a hurtadillas hacen lo que creen conveniente, escudados en una supuesta autoridad moral, pero se trata solo de pavimentar el camino para perpetuarse en el poder. ¿Cuál transformación? Se llama retroceso.

Bajo la bandera del combate a la corrupción, desde hace siete años iniciaron el debilitamiento del INE, se apropiaron de él y de los tribunales. Como lo habían anunciado la presidente, se echó a andar el reloj para que Pablo Gómez inicie la tarea desde la recién creada Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, buscan ir con nuevas reglas para la federal del 2030.

De la oposición ni hablamos, no existe y ni las manos va a meter en lo que viene. Es urgente dar el debate porque se corre el riesgo del retroceso, de la no democracia, del autoritarismo disfrazado de libertad, aplaudiendo sin pensar, y votando sin elegir.… pero mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras

¿Qué Israel Vallarta quiere ser senador de la República? ¿Quién se lo propuso?

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