
En una ejemplar muestra de transparencia (y humildad fiscal), el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Adán Augusto López Hernández, reveló que en el 2023 apenas logró juntar unos modestos 26 millones de pesos en ingresos. Eso sí, con el esfuerzo propio que da 35 años de “asesorías legales” y un toque de vocación notarial, logró contribuir al SAT con una aportación tan simbólica como conmovedora: más de 9 millones de pesos en impuestos.
Durante una conferencia de prensa que más bien pareció un curso intensivo de contabilidad avanzada con calculadora en mano, el senador presentó hojas, cifras, sumas, restas y hasta centavos, todo para demostrar —con dolor fiscal incluido— que él sí paga impuestos, y los paga con puntualidad, amor patrio y el corazón en la mano.
Un drama tributario de cifras millonarias
En lo que él mismo denominó una aclaración “más allá del reportaje”, Adán Augusto desmenuzó su declaración fiscal como quien desgrana una mazorca de oro:
- Ingresos por actividad empresarial en 2023: 20.5 millones de pesos.
- De ahí, dedujo un par de milloncitos para quedar con una base de “apenas” 18.6 millones.
- Pagó por ISR unos 6.4 millones, más un poquito más de IVA aquí y allá… redondeando: casi 9 millones pagados al fisco en un año.
Y eso sin contar sus otras fuentes de ingreso: arrendamientos, salarios, intereses, dividendos… porque cuando se trata de diversificar, el senador es como un fondo de inversión: no pone todos los huevos en una sola declaración.
“El SAT y yo, una historia de amor y retenciones”
Ya para el 2024, el guion se puso más intenso: los ingresos subieron a más de 61 millones de pesos. Por supuesto, después de aplicar algunas “deducciones autorizadas” (que parecen tener licencia para borrar cifras millonarias), su base quedó en 33 millones. ¿El impuesto pagado? Solo 11.8 millones, más el IVA correspondiente.
Pero nada de qué alarmarse. Todo fue, según sus palabras, “mensualmente, conforme a la ley”. Porque si algo tiene Adán Augusto, es que sabe leer el Código Fiscal mejor que una novela de Gabriel García Márquez.
Un homenaje al contribuyente modelo
A su estilo, con voz pausada y cara de quien hizo la tarea con bolígrafo de gel azul, Adán Augusto aprovechó el espacio para recordarnos que:
“No tengo ningún problema en aclarar, pero sí estoy yendo más allá del reportaje”.
Y vaya que fue más allá. Lo que comenzó como una respuesta a los medios, terminó en una rendición de cuentas tan minuciosa que ni el SAT se atrevió a hacerlo tan claro. ¿Para qué portales de transparencia si tenemos conferencias de prensa con Excel incluido?
La moraleja: el que paga, manda… pero explica primero
Entre asesorías a empresas hoteleras, servicios notariales y contratos con todo tipo de clientes (que parecen incluir desde fideicomisos hasta, posiblemente, fantasmas fiscales), el senador dejó claro que ser rico no es pecado, siempre y cuando se pague el IVA a tiempo y se lleven las tablas bien hechas.
Eso sí, aún esperamos que nos explique cómo repartir 61 millones entre dos meses de trabajo. Pero bueno, el tiempo es relativo cuando se factura como profesional del derecho.
En resumen:
Mientras el resto de los mortales celebra cuando recibe su devolución de 500 pesos del SAT, Adán Augusto prefiere pagar 13 millones con gusto, elegancia y —cómo no— un poco de resentimiento fiscal.
Porque ser senador es una cosa… pero ser un contribuyente ejemplar, millonario, transparente y mediático, es otra categoría.
¿Quién dijo que hablar de impuestos era aburrido? Solo falta que publique el libro:
“Mis declaraciones y yo: crónica de un ISR anunciado”.
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