En una propuesta que podría marcar un antes y un después en la formación médica en México, se presentó ante el Senado una reforma integral a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley General de Salud, con el objetivo de proteger los derechos laborales y humanos de los médicos residentes, quienes hoy enfrentan jornadas extenuantes, condiciones precarias y, en muchos casos, un entorno de violencia institucional normalizada.
La iniciativa busca poner fin a lo que durante años ha sido una regla no escrita dentro del sistema hospitalario: jornadas de hasta 120 horas semanales, con guardias de 36 horas continuas cada pocos días, muchas veces sin descansos suficientes ni espacios adecuados para alimentarse o recuperarse físicamente.
“Un residente puede entrar al hospital a las 7 de la mañana y salir a las 6 de la tarde del día siguiente, con apenas una hora para desayunar”, se denunció durante la presentación de la propuesta. “No se puede seguir normalizando el agotamiento extremo ni la violencia jerárquica como parte del proceso de formación médica”.
La reforma establece límites concretos:
- Jornada máxima de 80 horas a la semana
- Guardias de hasta 24 horas, seguidas de 10 horas obligatorias de descanso
- Obligación para hospitales e instituciones formadoras de contar con comedores, seguros médicos y psicológicos, así como espacios adecuados para el descanso.
Además, contempla prohibir toda forma de hostigamiento, violencia o abuso jerárquico, mediante la creación de comités de ética y bienestar con participación estudiantil, y el establecimiento de sistemas de denuncia anónima con sanciones claras y efectivas.
Médicos en formación, no mano de obra desechable
Esta iniciativa reconoce algo que por décadas ha sido ignorado: que los médicos residentes no son aprendices explotables, sino profesionales en formación que sostienen gran parte de la operación de los hospitales públicos. Su salud mental, su seguridad y su dignidad no pueden seguir siendo el precio a pagar por recibir una especialidad médica.
La propuesta también se alinea con los principios del Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030, particularmente en el eje “Desarrollo con Bienestar y Humanismo”, que busca consolidar el IMSS-Bienestar como pilar del sistema público de salud. Incluye además un Plan Nacional de Recursos Humanos para la Salud, que permitiría alinear la formación médica con las verdaderas necesidades del país, promoviendo una distribución más equitativa de especialistas entre zonas urbanas y rurales.
Una deuda histórica con quienes nos cuidan
Los médicos residentes han sido durante años el eslabón más frágil —y más necesario— del sistema de salud. Esta reforma es un intento de ponerle fin a la precarización institucionalizada que enfrentan. Se trata, en palabras de la propuesta, de un llamado urgente a dejar de verlos como “mano de obra barata” y empezar a tratarlos como lo que son: profesionales esenciales para el presente y el futuro de la salud en México.
La pregunta que queda sobre la mesa es: ¿está el sistema listo para cuidarlos como ellos nos cuidan a nosotros?
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