Han pasado 57 años y aún no se olvida el 2 de octubre; activistas exigen justicia

Por Antonio Amaya Vidal

El 2 de octubre de 1968 no se olvida. Un hecho de represión a jóvenes por parte del gobierno de México dio sufrimiento a familias y activistas que cada año exigen justicia a las violaciones a derechos humanos en la historia del país.

En los años 60 la juventud mexicana se vio influenciada por las protestas estudiantiles que se realizaban en otros países. El país estaba encabezado por Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).

A las demandas de los jóvenes se sumaron más integrantes de la sociedad, una de las características principales de este movimiento fue que se incluyeron a más mexicanos; amas de casa, intelectuales, obreros y profesionistas de la Ciudad de México y otros estados.

La intención se basaba en buscar un cambio democrático en México, mayores libertades políticas y civiles, bajar los números de desigualdad y la renuncia del gobierno en turno al que consideraban autoritario.

Los hechos surgieron tras la ocupación militar y policial de planteles escolares después de una riña entre alumnos de escuelas en julio del mismo año.

El 2 de octubre de 1968 los jóvenes se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco y allí expresaron sus demandas:

•        Libertad de todos los presos políticos.

•        Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal.

•        Desaparición del cuerpo de granaderos.

•        Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Frías.

•        Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto.

•        Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.

En el mitin participaron estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, El Colegio de México, la Escuela de Agricultura de Chapingo, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle (México), Escuela Normal de Maestros, Escuela Nacional de Antropología e Historia y otras universidades del interior de la República.

En un helicóptero que volaba la plaza y desde ahí se dispararon bengalas, señal para que los francotiradores comenzaran a abrir fuego sobre los estudiantes, madres, hijos, profesores, obreros, etc.

En medio del caos, muchos de los presentes corrieron por la Plaza de las Tres Culturas y las inmediaciones del edificio Chihuahua para protegerse. Aunque intentaron ocultarse los soldados hicieron todo lo posible para atrapar a los inconformes y después asesinarlos.

El número de personas fallecidas se considera que es de 350, pero aún a pesar de que se trató de ocultar el número de víctimas muchos de los cercanos mencionan que hubo más víctimas.

No ha sido el único evento que reprime a la sociedad, todavía hay eventos lamentables que serán señalados en el futuro y que serán juzgados con el pasar de la historia por reprimir.

“2 de octubre no se olvida”

Antonio Amaya Vidal

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