En un emotivo acto de conmemoración, discurso y café institucional, integrantes de la Comisión de Desarrollo Rural del Senado se reunieron con representantes de mujeres que trabajan en el campo mexicano. ¿El motivo? Reconocer públicamente que existen y que, sí, sería buena idea empezar a considerar políticas públicas para ellas.
El evento, organizado por la presidenta de la comisión, Mely Romero Celis, tuvo lugar en el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales, celebrado cada 15 de octubre… aunque al parecer solo recordado cada 15 de octubre. Durante la reunión, la senadora se dijo sorprendida —una vez más— de que las mujeres rurales aportan hasta el 50 % del valor de los alimentos en el país, pero, misteriosamente, no tienen reconocimiento, salario justo, seguridad social ni acceso digno a servicios básicos.
“Es una situación que necesitamos seguir reconociendo”, dijo Romero, sin aclarar exactamente cuántos años más de reconocimiento simbólico se necesitan antes de pasar a la acción.
Desde las organizaciones civiles, la presidenta de Mujeres Ganaderas de México, Naneth Molina, fue más directa y menos diplomática: “la miseria en la que viven duele y apesta”, dijo al exigir a los legisladores que “volteen a ver” a las mujeres que sostienen la economía rural desde el traspatio.
Por su parte, Rosario Enríquez, de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales, recordó que las mujeres no sólo siembran y cosechan, también administran, lideran, crían, y hasta logran que sus hijos sueñen con un futuro distinto. Algo que, al parecer, sí impresionó a los senadores, que tomaban nota con entusiasmo… al menos mientras duraba el foro.
Griselda Dávila, de Mujeres Rurales de México, fue clara: no se trata de discursos, sino de presupuesto, porque muchas mujeres no tienen ni para cocinar o llevar a sus hijos al médico. Pero como suele pasar, las soluciones concretas se quedaron flotando entre los micrófonos y las selfies parlamentarias.
Desde el Senado, las respuestas fueron unánimes: mucho apoyo, muchas palabras, y mucha promesa. El senador Víctor Mercado, de Morena, reconoció el rezago y propuso legislar; Mario Vázquez, del PAN, elogió que las mujeres sostienen el campo “más abandonado de lo que ya está”; y Jasmine Bugarín, del PVEM, admitió que no hay luz ni caminos en muchas comunidades, pero —eso sí— aseguró que es responsabilidad del Senado cambiar esa realidad.
Finalmente, el senador Manuel Añorve, del PRI, propuso rescatar programas como los seguros agrícolas y ganaderos, porque nada dice “respaldo al campo” como volver a ideas que ya existían antes de ser desmanteladas.
Así terminó otro encuentro donde se reconoce a las mujeres rurales, se les agradece, se les aplaude… y se les promete. Porque si algo caracteriza a la política mexicana es su capacidad de hacer visible lo invisible… al menos una vez al año.

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