
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, reconoció ante el Congreso que el rápido colapso de Afganistán halló desprevenido al Pentágono, aunque asumió errores de cálculo a la hora de interpretar señales como la corrupción y la desmoralización del Ejército afgano ante el avance de los talibanes, así como el “liderazgo mediocre” del Gobierno de Kabul.
Ante el reconocimiento de que la victoria talibán fue imprevista, el bloque republicano criticó la atropellada retirada de Afganistán, que puso fin oficialmente a veinte años de intervención militar en el país centroasiático y dejó vía libre a una posible reconstitución de Al Qaeda o el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), lo que constituye “una amenaza real para Estados Unidos”, según el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, que también declaró en la audiencia.
Milley lanzó una seria advertencia sobre la posibilidad real de que Afganistán se convierta de nuevo en base de grupos terroristas como Al Qaeda, que podría intentar golpear a EEUU gracias al apoyo de las nuevas autoridades afganas.
Los talibanes “son todavía una organización terrorista, que aún no ha roto lazos con Al Qaeda”. “Debemos seguir protegiendo a EU y a su población de ataques terroristas desde Afganistán. Una Al Qaeda o un ISIS reconstituidos con aspiraciones de atacar EU es una posibilidad muy real”, alertó.
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