Ley Trasciende: la lucha por legalizar la eutanasia; en México está prohibida

Por Antonio Amaya Vidal

La palabra eutanasia proviene de las voces griegas eu = bueno y thanatos = muerte, “Buena muerte”. Este término evolucionado y hoy hace referencia al acto de acabar con la vida de otra persona a petición suya, para minimizar el sufrimiento.

Dentro de la concepción de eutanasia, es conveniente diferenciar primeramente lo concerniente a:

1. Eutanasia voluntaria activa: Es sinónimo de matar. El médico accede al pedido de un paciente competente, de realizar un acto que causa la muerte.

2. Eutanasia voluntaria pasiva: Es el dejar morir. Es cuando el médico responde al pedido de un paciente competente de no aceptar un tratamiento a sabiendas que al hacerlo, el enfermo morirá rápido.

3. Suicidio asistido (por el médico): El médico provee de medicina u otras intervenciones a solicitud implícita de un paciente competente, comprendiendo que este intentará usarlas para cometer suicidio.

En las últimas décadas, surgen teorías como la degeneración innata, el Darwinismo Social, exponen que hay unas vidas que no merecen vivirse, mencionando entre éstas, a los enfermos terminales, enfermos mentales, niños deformes, sociópatas, alcohólicos, etc.

Es a partir de ese momento y con el auge en los años siguientes que ha venido a tener el derecho de autonomía, dentro de la ética médica, que los movimientos a favor de la eutanasia han surgido con mayor fuerza y su intento por lograr la legislación de la eutanasia en los diferentes países, ha sido cada vez más intenso.

Samara Martínez, la voz por la eutanasia en México: “Elegir una muerte digna también es vivir con dignidad”. La activista, de 30 años vive varias enfermedades, una de ellas en etapa terminal. Después de pasar por dos intentos fallidos de trasplante, ha encontrado un propósito por el derecho a poner fin a su vida.

Samara ha enfrentado dos trasplantes de riñón fallidos. El primero donado por su hermano, fue rechazado por su cuerpo en apenas cuatro días y el segundo proveniente de un donante cadavérico, tampoco funcionó.

Ahora, con una enfermedad renal en etapa terminal, agravada por lupus y otras condiciones médicas, su equipo médico ya no considera viable un nuevo intento. Para mantenerse con vida debe conectarse a una máquina de diálisis al menos 10 horas al día.

En América Latina, se ha abierto camino a la eutanasia: en 2022, Colombia legalizó el suicidio médicamente asistido; dos años después, la Corte Constitucional de Ecuador reconoció la eutanasia y dio la razón a Paola Roldán, una mujer con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que solicitó la muerte digna.

En México, ni la eutanasia ni el suicidio asistido están permitidos. En 2023, diputados mexicanos presentaron una iniciativa para legalizar la eutanasia y derogar el artículo 166 Bis 21 de la Ley General de Salud —que la prohíbe y la tipifica como “homicidio por piedad”—, pero el proyecto no prosperó.

Para Samara Martínez la lucha por la legalización de la eutanasia se ha convertido en un propósito de vida, una forma de trascender y dejar un legado que garantice a otras personas el derecho a morir con dignidad.

En la plataforma Change.org impulsa la petición “Ley Trasciende: Por una muerte digna en México”, que ya reúne más de 17.000 firmas verificadas.

Además, utiliza TikTok como espacio para compartir su historia y combatir tanto la desinformación sobre su enfermedad en etapa terminal como los prejuicios que rodean a la eutanasia.

Es por ello, que en Derecho y Ética suelen darse casos de derechos conflictivos. El derecho de una persona, cómo y cuándo morir parece entrar valores significativos, como la salvación y la prolongación de la vida humana.

Todos los seres humanos merecemos tener un final adecuado, obviamente controlado por médicos, profesionales del derecho, pero principalmente vigilado por instituciones que den las condiciones adecuadas de asistencia para acabar con la vida de las personas que ya no pueden tener una buena calidad de vida.

Nota: Opiniones a favor y otras en contra, son variadas pero  el paciente que vive con deficiencias es quien está padeciendo.

 

Antonio Amaya Vidal
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