Mujica, el presidente más pobre del mundo

“Pobres son los que quieren más, los que no les alcanza nada. Esos son pobres, porque se meten en una carrera infinita. Entonces no les va a dar el tiempo de la vida” José Alberto Mujica Cordano

Por Antonio Amaya Vidal

Nacido en 1935 en una comunidad rural de Montevideo, José Alberto Mujica Cordano, un joven que desde los 14 años ya exigía en las calles demandaba salarios justos para los obreros. En 1964, se integró a la guerrilla del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.

Estuvo preso en cuatro ocasiones y participó en dos fugas, uno de ellas legendaria en 1971, cuando 106 guerrilleros huyeron de la cárcel de Punta Carretas, en Montevideo, por un túnel cavado durante meses.

Él usaba “la potencia del discurso, del relato, para mover voluntades desde la emotividad y el pensamiento, ‘desde la razón y el corazón’, a través de la coherencia entre lo proclamado y lo vivido”, se explica en el libro “José Mujica. Otros mundos posibles” (2024) de Gerardo Caetano.

Llegó a su primer día como senador en moto, vestido de ropa sencilla, directamente desde Rincón del Cerro, a media hora por carretera de Montevideo.

Vivió en Rincón del Cerro rodeado de hortalizas, su perra de tres patas Manuela y animales de granja. Fue en ese refugio rural donde llevó una vida mínima, con su tractor y su Volkswagen celeste.

Los que deseaban verlo tenían que meter sus pies en el lodo, desde Luis Ignacio Lula da Silva o reyes como Juan Carlos de Borbón. “Dicen que soy un presidente pobre. Pobres son los que precisan mucho. Yo aprendí a vivir liviano de equipaje. Tú no puedes, porque tuviste la desgracia de ser rey”, le dijo entre risas al rey, sin dejar de tutearlo.

 “Mi mundo es este, ni mejor ni peor, es otro”, dijo Mujica en referencia al punto de vista del documental El Pepe, una vida suprema, del serbio Emir Kusturica.

“La clave está en la moral”, repetía Pepe. “El problema es que nos toca vivir una época consumista, donde pensamos que triunfar en la vida es comprar cosas nuevas y pagar cuotas. Con lo cual estamos construyendo sociedades auto explotadas. Tienes tiempo para trabajar, pero no para vivir”. Por eso advertía a los jóvenes que la libertad es “hacer con tu vida lo que a vos se te antoja, que de repente es boludear, porque la cultura es hija del boludeo”.

Su primer discurso como senador lo dedicó a las vacas, siendo ministro de Ganadería de Tabaré Vázquez. Siendo presidente decidió discutir la propiedad de los grandes hacendados y resolver el problema de la mano de obra en el campo.

Impulsó una agenda de derechos en Uruguay: legalizó el aborto y el matrimonio igualitario y reguló el comercio y el consumo de marihuana. El mundo comenzó a ver al país que dirigía, gracias a las acciones que implementó.

Hoy Pepe ya no está con nosotros, pero queda presente en la memoria de los que lo admiramos y de sus detractores al ser una persona original.

Termino mi columna con una de las frases que más me inspira y pone a pensar. “No es que la economía no tenga importancia —continuó—, pero el hombre alguna vez (debe hacerse) estas preguntas: ‘¿A dónde va la humanidad?, ¿cuál es el futuro?, ¿cuál es la responsabilidad con la vida? La vida humana es casi un milagro en el enorme silencio mineral del universo”.

¡Viva Pepe Mujica!

Antonio Amaya Vidal
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