 
                Durante su viaje apostólico a México en 2016, del 12 al 17 de febrero, el papa Francisco abordó temas clave que aún resuenan en el país tras su muerte, como la migración, la exclusión de los pueblos indígenas, los desafíos del mundo laboral, la corrupción y la violencia.
A lo largo de seis días, Francisco visitó Ciudad de México -donde fue recibido por el entonces presidente, Enrique Peña Nieto (2012-2018)-; así como el Estado de México; Chiapas, Michoacán y Ciudad Juárez, en Chihuahua.
En su visita a Ciudad Juárez, el Pontífice alzó la voz por los migrantes que cruzan la frontera con Estados Unidos: “No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas (…) ¡No más muerte, ni explotación!”.
También en Juárez, durante su visita al penal Centro de Readaptación Social (CERESO), Francisco cuestionó los modelos de seguridad basados en el encierro.
Ya tenemos varias décadas perdidas creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando. Nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra verdadera preocupación: la vida de las personas”, dijo el papa en Chihuahua.
 
                                             
                                             
                                             
                                             
                                             
                                             
                                             
                                            
 
                                         
                                         
                                        
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