
Las manifestaciones ocurridas en Pachuca, Hidalgo, derivaron en un enfrentamiento que dejó como saldo 20 mujeres policías lesionadas, luego de que un grupo de manifestantes intentara derribar las vallas colocadas para proteger el Palacio de Gobierno. Autoridades estatales señalaron que las barreras cumplieron su propósito de resguardar el inmueble, aunque la movilización terminó en un escenario de violencia.
Uno de los temas más polémicos fue la presencia de hombres infiltrados entre los manifestantes, lo que generó cuestionamientos sobre la naturaleza de la protesta y la respuesta de las fuerzas de seguridad, según lo señalado por Guillermo Olivares. Testimonios en redes sociales y material audiovisual difundido en medios locales muestran a individuos encapuchados participando en los disturbios, lo que ha avivado el debate sobre la intromisión de actores ajenos al movimiento.
Asimismo, el uso de humo para dispersar a los manifestantes ha sido objeto de controversia. Funcionarios del gobierno estatal aseguraron que el gas utilizado “no era tóxico”, aunque participantes de la protesta denunciaron afectaciones a la salud y la falta de protocolos adecuados para su aplicación.
Mientras tanto, colectivos y organismos de derechos humanos han exigido una investigación sobre el operativo de seguridad y la respuesta policial, argumentando que la violencia ejercida contra las manifestantes fue desproporcionada. La Secretaría de Seguridad Pública estatal reiteró su compromiso con el respeto a los derechos de los manifestantes y justificó el despliegue de fuerzas del orden como una medida para evitar daños a la sede del gobierno y preservar el orden público.
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