Las oportunidades no se dejan ir

Por: Antonio Amaya Vidal

 

En enero del 2022 se anunció la propuesta de Carlos Miguel Aysa, ex gobernador de Campeche, como embajador en República Dominicana; la ex gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, al consulado en Barcelona, España.

El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno advirtió a los ex gobernadores de Campeche, Carlos Miguel Aysa, y de Sonora, Claudia Pavlovich, que de aceptar los cargos diplomáticos para los que los propuso el Presidente “serán expulsados” del tricolor.

Lo que hace pensar en la falta de compromiso de los representantes políticos a los ideales políticos que representan, pues en toda la historia política de México hemos visto “chapulines” que van de un partido a otro, eso no está mal, pero nos pone a pensar que el compromiso es realmente para ellos y que buscan solamente sus beneficios.

Ahí tenemos el caso de la senadora Lilly Téllez, desde el 1 de septiembre de 2018 es senadora de la República por Sonora.

El 14 de abril de 2020 dejó la banca de Morena por «diferencias de criterio» y el 3 de junio se incorporó a la bancada del Partido Acción Nacional. Cuando realmente debe su lugar al senado gracias al efecto AMLO.

 Hoy la vemos atacar todas las acciones que emite la 4T y dejó más que claro que hay quienes muerden la mano de quien les da de comer.

En la primera semana de septiembre de 2021, Téllez firmó en México la Carta Madrid, durante una reunión con el presidente del partido español de ultraderecha VOX, Santiago Abascal. Aunque después se dijo arrepentida, Téllez fue fuertemente criticada entre otros personajes, por el presidente de Morena, Mario Delgado, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, e incluso por el expresidente panista Felipe Calderón Hinojosa, quienes criticaron dicha alianza formal con la ultraderecha española.

Pero no son los únicos políticos que brincan de partido en partido pues hay más y con tal de conseguir la posición política que ambicionan consiguen posicionarse en diferentes partidos políticos. 

Dejando de lado los ideales de cada partido, brincando de izquierda a derecha y viceversa.

Este fenómeno ha sido cada vez más común en nuestra Cámara de Diputados.

Empezó con 14 legisladores que cambiaron de partido en la LIX Legislatura (2000-2003) hasta llegar a la estratosférica cifra de 55 chapulines en la LXIII (2015-2018).

Sin comentar que en la actual legislatura ya llevamos 45 insectos saltarines, incluyendo el caso de un diputado que desde que recibió su constancia ha militado en 4 partidos diferentes (2 veces en uno mismo) además de declararse independiente en algún momento de su travesía por las aguas partidistas de la asamblea.

La preocupación por regular este asunto se empezó a presentar a partir de octubre de 2018.

En los 21 años previos solo se habían redactado seis proyectos de reforma sobre el chapulineo.

El partido que más iniciativas ha promovido sobre el tema, es Morena, seguido por el PAN. Entre los proyectos de reforma se pueden encontrar algunas iniciativas radicales como las de Efrén Leyva Acevedo (PRI) y Hortensia Noroña (PRI) para expulsar u obligar a renunciar al cargo a los diputados que cambien de partido.

 Desde mi visión creo que está bien se hagan este tipo de propuestas pues a final de cuentas muchos de los representantes que cambian de camiseta llegaron a ese lugar gracias a una “marca”.

Habrá que seguir de cerca que más propuestas se emanan de los diferentes escenarios políticos para frenar la ambición, los chapulines y los pagos de favores; porque necesitamos política y políticos serios en México por el bien de todos sus habitantes.

Recuerden que está bien tener oscuridad en los días claros, a esto me refiero a que por eso tenemos contrapesos en la vida política que nos hacen ver desde otra óptica lo que nos proponen.

 

Twitter    @togno

FB   Antonio Amaya Vidal

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