Por: Antonio Amaya Vidal

 

Se define como una persona que se ha retirado de un empleo o cargo y disfruta algún premio por sus buenos servicios.

En las congregaciones cristianas que poseen esos puestos, se contempla la transferencia de un papa, obispo o arzobispo al estado de 'emeritazgo', por el cual se le rescinden todas sus responsabilidades pastorales; pero puede seguir celebrando misa/predica, en la medida en que se lo permitan sus fuerzas, pues por lo general se trata de personas de avanzada edad.

En la Iglesia católica, los (arz)obispos eméritos pasan a serlo cuando renuncian a su cargo ante el Obispo Metropolitano o directamente al sumo pontífice, dejando así sus responsabilidades diocesanas, auxiliares o cualesquiera que tuvieran.

Cuando alcanzan la edad de 77 años, su renuncia es obligatoria según prescribe el Derecho Canónico.

Los (arz)obispos eméritos no forman parte de la Conferencia Episcopal; pero sí son llamados consultivamente por su experiencia y venerabilidad.

Onésimo Cepeda Silva, obispo emérito de Ecatepec, falleció el día 31 de enero de 2022 a los 84 años de edad por complicaciones derivadas del Covid-19, informó el Episcopado Mexicano en un comunicado.

El 9 de enero se había informado que Onésimo Cepeda estaba contagiado por Covid-19, por lo que tuvo que ser conectado a un respirador artificial; en dicha ocasión se dijo que estaba estable, sin embargo, anoche se informó de su fallecimiento.

Un hombre siempre controversial y polémico. Que presumía de su cercanía con el empresario Alfredo Harp Helú, a quien consideraba el mejor de sus amigos y con quien alardeaba haber trabajado en la bolsa de valores, le permitía tener acceso a los vestidores de los Diablos Rojos de México y a fondos presupuestales para remodelaciones y mejoras en la Diócesis de Ecatepec. Al inaugurar la Catedral de Ecatepec, en 1995, el Obispo Cepeda contó con la asistencia del entonces Presidente Ernesto Zedillo.

Su cercanía con el priismo motivó una queja ante el Vaticano por hacer proselitismo en favor del PRI y su candidato presidencial, Francisco Labastida, en 1999.

En 2008 fue denunciado ante la Procuraduría de Justicia del entonces Distrito Federal por fraude procesal, que consistió en la simulación de un préstamo de 130 millones de dólares a la señora Olga Azcárraga de Robles León, con la intención de pretender apropiarse de una de las colecciones privadas de arte más valiosas en México.

 En una de sus últimas apariciones públicas, en abril de 2021, el Obispo Onésimo Cepeda anunció su intención de registrarse como candidato a diputado local en el Estado de México por el partido Fuerza por México, de su amigo el dirigente obrero Pedro Haces.

Pero no es el único caso de la religión mezclada con la política, ahí tenemos el caso del extinto partido político PES (Partido Encuentro Social y después Partido Encuentro Solidario).

En tres años el partido conservador de corte evangélico ha perdido su derecho a presentarse a las elecciones dos veces por no alcanzar el 3% del total de los votos. Un partido que tiene muchas consignas conservadoras y que en el pasado 2018 se unió a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, pero antes del acierto al apoyar a AMLO también apoyo a otros partidos como el PRI. El PES se autonombraba como el partido de la familia, y ahí con uso de rezón puedo decir que al menos en Puebla así fue, el partido de la familia. En el cual los altos representantes, amigos y sus parientes fueron los candidatos o los que consiguieron hueso.

Yo fui Secretario de Organización y Estrategia Electoral en Puebla capital, vi como desfilaban los compromisos y favores políticos para sus cercanos.

Y hoy gracias al efecto AMLO tenemos legisladores y representantes políticos que están cercanos al grupo que gobierna por su conveniencia pero que no se sienten identificados con la 4T.

Es cuestión de cada persona lo que piensa sobre la cercanía de la vida religiosa a la vida política, yo sé que no se pueden separar; pero hacer proselitismo, crear su propio partido político y usar a los creyentes como ganado político; no se me hace justo.

En gustos se rompen géneros y cada quien es libre de apoyar al partido y a las cosas en las que cree, pero seamos analistas y pensemos bien lo que queremos por el bien de los mexicanos.

 

Antonio Amaya Vidal

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